Hola a tod@s!
Me llamo Estefania, tengo 26 años, soy enfermera y graduada en Educación Infantil y resido en Sabadell.
Mi sordera se presentó en un momento complicado para mi y los míos. La verdad es que he tenido la gran suerte de tener una vida y un entorno muy feliz. No obstante, este verano mi vida dio un cambio radical...
El 20 de junio de 2013 el padre de mi pareja murió repentinamente. Fue una pérdida muy dolorosa. En ese momento yo estaba trabajando (de enfermera, en horario nocturno) y acudiendo a la universidad, ya que me quedaban dos semanas duras antes de acabar la carrera de Magisterio. Fueron unos días muy complicados en los que yo me dediqué a llevarlo todo hacia adelante (o intentarlo) apoyando a mi pareja, estando ahí, trabajando y estudiando. Durante unos días noté una pérdida de sensibilidad de los dedos del pie y pierna derecha. Estaba muy nerviosa, apenada. Le expliqué a mi jefa lo sucedido y le pedí que me suprimiera la ampliación de contrato nocturna (ya que mi plaza de enfermera es en horario de tarde, pero me habían ampliado unos meses a horario nocturno), puesto que mi pareja no dormía apenas y me necesitaba. No me lo pudieron conceder y seguí trabajando de noche.
Y llegó el 9 de julio de 2013 (fecha que, por desgracia, nunca olvidaré). Tenía fiesta y había decidido ir a la playa con mi hermana. Mi pareja se fue a trabajar a las 5 de la mañana, y al decirle "adiós", desde la cama, me di cuenta de que tenia "entaponado"el oído izquierdo, no oía nada. No le di importancia y seguí durmiendo. A las 7:30 sonó el despertador, y cuando me dispuse a desconectarlo y me levanté hacia él me caí encima de la cama. Estaba inestable, me mareaba. Para ir al comedor tuve que ayudarme apoyándome por las paredes. Llamé a mi hermana y fuimos al ambulatorio, ya que, a parte de los mareos, yo seguía sin escuchar nada por el oído izquierdo. Me derivaron inmediatamente a Sant Félix, ya que la doctora del ambulatorio se percató de que mi oído externo estaba correctamente, sin ningún tapón. Así, del ambulatorio nos fuimos directas a Sant Félix, donde me visitó el otorrino. Me realizaron una audiometría, y a la enfermera que me la realizaba se le cambió la cara cuando yo le aseguré que no escuchaba ningún sonido por el oído izquierdo. Me asusté. A continuación, el otorrino me lo soltó: "Ibas a Barcelona a la playa verdad?, pues vas a ir a Barcelona, pero no la playa, al Hospital de la Vall d'Hebrón cagando leches, tienes una SORDERA SÚBITA. Puede ser que recuperes la audición, ya que si te administran el tratamiento hoy mismo tienes más posibilidades. Seguramente te ingresarán". No me lo podía creer. Creía que se trataba de un tumor, ya que, casualidades de la vida, mi padre tiene un neurinoma en el acústico, con pérdida de audición y acúfeno. El otorrino me dijo que no adelantara acontecimientos, que la aparición de mi sordera era diferente, que no tenía ningún tumor.
Fuimos de inmediato al hospital Vall d'Hebrón. No me ingresaron, sino que me administraron una dosis de Urbason endovenoso. Mi familia y yo hablamos con el equipo de otorrinos del hospital, que no mostraban nada nerviosos. Mi padre les pidió que me hicieran una resonancia magnética para descartar tumor, pero no lo vieron oportuno. Únicamente me recetaron corticoides vía oral durante 15 días en pauta decreciente. Me dijeron que no me podían asegurar que recuperara la audición pero que el tratamiento precoz era importante. Estábamos desconcertados. Ese mismo día, visitamos la consulta privada de un otorrino del equipo del que me visitó en Sant Félix y me lo había diagnosticado esa misma mañana. Pedimos la resonancia, y me la hicieron a los dos días. La resonancia era correcta. A las dos semanas el otorrino de la privada me volvió a hacer la audiometría. Todo igual. Y ya me habló claro: "si a las dos semanas no hay recuperación espontánea...es complicado que recuperes...No te preocupes porque podrás hacer una vida normal...te acostumbrarás a tu sordera. De hecho, no estás sorda, ya que oyes por el oído derecho perfectamente. Estamos hablando y no hay problema. Lo único es intentar que el acúfeno no te agobie...". Ahí me derrumbé. Hasta ese momento creía que me recuperaría, pero entonces entendí que esto seguramente sería para siempre. El otorrino me envió entonces un nuevo tratamiento: la inyección de corticoides intratimpánicos, una por semana. Durante este tratamiento pedimos otra opinión. Me hablaron de un otorrino con muy buenas referencias en Barcelona. Este otorrino me habló de la "cámara hiperbárica", un tratamiento que sirve para oxigenar y despejar los vasos que irrigan el oído. Y me dijo: "que pena que no hayas acudido aquí el 9 de julio, justo cuando te pasó" (ya habían pasado 3 semanas). Yo me indigné bastante y le dije que me parecía muy mal que no hubiera un tratamiento estandarizado para estos casos. Él me dijo que no me preocupara, que aun tenía posibilidades. La cámara hiperbárica la podía realizar aun inyectándome los corticoides intratimpánicos, así que solapé los tratamientos. Hice un total 5 sesiones, las cuales supusieron 800 euros de mi bolsillo (ellos me recomendaban 20 sesiones). Un día, cuando llegué de una de las sesiones empecé a notar los vértigos del primer día...y finalmente me tuvieron que ingresar en el hospital por un ataque de vértigos, con tratamiento endovenoso para contrarrestarlos y para parar los vómitos que me producían. Fue horrible. Me hicieron analíticas y un TAC craneal. Todo salió normal. Cuando me dieron el alta mi padre se puso en contacto con el otorrino que le lleva a él (por el neurinoma que tiene) y me visitó. Me dijo que la cámara hiperbárica no me iba a recuperar, que sirve para muchas cosas, que no me iba a hacer ningún daño pero que no iba a recuperar mi oído con ese tratamiento. Así que solo hice las 5 sesiones.
Ahora estoy sin tratamiento, sigo sin escuchar nada del oído izquierdo. Lo peor es que tengo un acúfeno cada vez más fuerte...y me está costando mucho. Estoy muy nerviosa y me he añadido otro problema: estoy muy cansada, con pinchazos en piernas y pecho. Pienso que estoy enferma, que me voy a morir. Me da hasta vergüenza decirlo, pero es así. Tengo un hipocondrismo exagerado. He ido dos veces a un psicólogo. A ver qué tal me va...Creo que el hecho de ser enfermera no me ayuda en este aspecto (jeje). Por otro lado he de decir que estoy trabajando en el hospital, acabé la carrera de Magisterio e intento hacer todo lo que hacía antes: deporte, salgo con las amigas, etc. Es decir, que intento obligarme a estar activa y vivir como antes. Pero el ruido me agobia muchísimo. Me hace sentir otra persona a la que era antes. No puedo dormir por las noches.
Espero que el tiempo y las ganas de salir adelante, por mi y por los míos, me ayuden cada día más. Quiero ser la de antes, ese es mi reto.
Muchas gracias por vuestro tiempo, y perdonad la extensión de la entrada.